Aviso

miércoles, 20 de marzo de 2013

Relevo corto: Dominicana y la teoría en el beisbol


Caracas.- La selección de República Dominicana logró lo que en las dos ediciones anteriores del Clásico Mundial de Beisbol se esperaba: un título que ratifica el buen momento que atraviesa este país en lo que a producción de beisbolistas se refiere.
Imponentes campeones. (foxsportsla.com)
Pero no fue con figuras de reconocida labor en las grandes ligas de Norteamérica como Albert Pujols, David Ortiz (por lesión), Adrián Beltré, Wilin Rosario, José Bautista, Melky Cabrera, Johnny Cueto y Rafael Soriano que lograron el cetro de la tercera edición de este evento cuyas características aún dejan un sinsabor para quienes disfrutamos del beisbol a plenitud; sin limitaciones ni pretextos económicos.
Es tanto el talento quisqueyano esparcido en la Major League Baseball, que se pueden dar el lujo de presentar una plantilla si se quiere modesta, con un Miguel Tejada como la figura de mayor experiencia, además de un Robinson Canó en la cumbre de su carrera, y arrasan con sus enemigos sin compasión, aunque ello no signifique que ganaron fácil.
Los equipos ideales están en la mente de los aficionados como un símbolo de invencibilidad. Eso no fue lo que llevó Dominicana, pero sí mostró integración, hambre de triunfo, un objetivo que nadie le iba a quitar por nada en el mundo: el trofeo.
Así, los números son muestra de ese dominio exhibido por los “plataneros” de Tony Peña, el manager que necesitaba este equipo por su manera de dirigir a un grupo de peloteros que, sabían, tenían una gran deuda con sus ruidosos coterráneos.
El relevo fue pieza fundamental. Lograron una cadena de 25.2 entradas consecutivas sin que le anotaran una carrera. En general, el cuerpo de pitcheo dominicano permitió sólo seis carreras limpias en los últimos cinco juegos, sumando 45.0 innings para un promedio de rayitas limpias concedidas de 1.20. Por si fuera poco, anularon a sus rivales quienes le batearon para .134 (de 149-20).
En esos ocho juegos que le dieron el título, la efectividad de 1.75, así como los 65 ponches ante 31 bases por bolas y sólo dos jonrones permitidos en 72.0 tramos, confirmaron que el pitcheo les funcionó a la perfección, para soportar un bateo respetable de .288 en average colectivo (de 264-76) en el que fabricaron 36 carreras (casi cinco por juego en promedio).
La bendita teoría daba al equipo de Venezuela, al menos, presencia en la semifinal. Sus figuras, los números que habían acumulado en la pasada contienda de la gran carpa, además del talento comprobado, les daban altas posibilidades de salir airosos en el llamado “Grupo de la muerte”, de donde salió precisamente la final.
Pero el beisbol es así. No come cuento con los supuestos. Todo tiene que ganarse en el terreno en un trabajo de equipo, de estrategia, de pensar lo mejor posible con qué se cuenta y cómo sacarle provecho. Porque es obvio que las odiosas condiciones fueron para todos los participantes. También, hubo importantes deserciones en casi todos los conjuntos por distintas razones.
Más allá de echarle la culpa al manager Luis Sojo –quien no repetirá, según anuncios oficiales- o a la Federación Venezolana de Beisbol y su presidente, Edwin Zerpa, o a los mismos jugadores –los protagonistas del show- hay que aplicar un axioma simple de la vida; reflexionar, revisar qué sucedió, cómo se puede cambiar la metodología de preparación e, incluso, de selección, para conformar el mejor equipo posible.
Algo parecido a lo hecho por Moisés Alou, el gerente general del la representación quisqueyana, quien dijo a Espn antes del torneo lo siguiente: “Debemos enfocarnos en lo que tenemos y no en lo que pudimos tener… Tenemos un gran equipo y, lo más importante, lleno de jugadores que quieren estar aquí”. Así de sencillo.
Con trabajo, algo de suerte y un buen plan de trabajo probablemente podríamos, en el 2017, tener esa misma oportunidad lograda por Dominicana de reinventarse, de lavar esa misma decepción del 2006 y 2009 que hoy sentimos los venezolanos con este equipo que prometía más de lo que dio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario